Caracterización de las pequeñas empresas de confección de ropa y su incidencia en las relaciones laborales
Estos novedosos programas habilitan y facilitan la intervención de las pequeñas empresas para competir en sus economías. Bajo esta premisa, en los últimos años el país ha sido testigo de un crecimiento acelerado de pequeñas empresas conducidas por un nuevo tipo de empresario emergente; según FUNDES (2004), se han creado alrededor de 8.701 pequeñas empresas y 2.013 medianas.
Por otra parte se puede apreciar que la jornada de trabajo es prolongada, ya que estas empresas se encuentran sujetas a los cambios bruscos de la demanda y, fundamentalmente, por las limitaciones que presentan en su capacidad productiva.
Esto indica la poca estabilidad y precariedad que caracteriza a la fuerza de trabajo, a pesar de ser una mano de obra con cierta experiencia, pero limitada por las propias características de las pequeñas empresas.
Para tal fin, se parte de las siguientes interrogantes: ¿Cómo está conformada la organización del trabajo? ¿Son competitivas en el mercado?
¿Qué estrategias flexibilizadoras aplican a la fuerza de trabajo?
La estructura y dinámica de las pequeñas unidades productivas que son emprendidas con muy poco capital y operan al margen de la legalidad, han sido poco estudiadas en la realidad venezolana.
En Venezuela las pequeñas empresas vienen conformándose como microempresas familiares informales, las cuales funcionan en un solo local que generalmente es la casa del dueño, orientan su producción hacia pequeños mercados, no cuentan con financiamiento y los trabajadores, por lo general, son familiares. Los trabajadores en este tipo de organización van quedando progresivamente desposeídos de bienes de producción, el margen de la producción resalta que el trabajo pertenece al dueño de la producción, por tanto, desde su punto de vista el proceso laboral no es más que el consumo de la mercancía-fuerza de trabajo comprada por él.
Con base en lo antes expuesto, es indudable que el plan de trabajo y las decisiones para llevar a cabo el proceso productivo en las empresas de confección de ropa, son actividades ajenas a los trabajadores y por ende, la división técnica del trabajo es impuesta por el dueño, en virtud de la posesión de los medios de producción por muy pocos o arcaicos que estos sean, e impone el contrato de trabajo.
Es importante destacar que en la organización del trabajo de dichas empresas, se presenta claramente una separación entre el dueño de la empresa, quien organiza, planifica y controla la producción, y los trabajadores que cumplen las órdenes de cómo realizar el trabajo, a qué ritmo, y en cuánto tiempo. Es evidente que los principios del taylorismo, referidos a la división del trabajo, centralización, especialización del trabajo, autoridad de mando, control de los tiempos muertos, están presentes en las empresas de confección, a pesar que muchos estudiosos de las organizaciones.
De igual forma manifiestan que el dueño de la empresa concentra el conocimiento del proceso en su conjunto y en sus detalles, organiza el tiempo y el ritmo de trabajo, y vigila el proceso para garantizar la reducción del tiempo libre de forma autoritaria y directa. En resumidas cuentas, en las empresas de confección de ropa, el diseño del proceso, la distribución de las tareas, la determinación de los ritmos de producción, el control del tiempo de trabajo y de la producción, están concentrados en el dueño, quien implementa de forma natural y sin conocimiento de la administración científica, los principios taylorianos, con los cuales persigue controlar directamente al trabajador y aumentar la productividad.
La contratación de fuerza de trabajo, y más aún la flexibilidad laboral como interpretación más integral del taylorismo, es vista como una estrategia de desregulación de los beneficios laborales aplicada en las grandes empresas para alcanzar su modernización, insertarse y expandirse en el mercado nacional e internacional, reducir costos laborales, entre otros.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección por sus limitaciones financieras, de infraestructura, de organización, de poco desarrollo tecnológico, de producción, entre otras limitantes, se ven en la necesidad de contratar temporalmente a sus trabajadores, ya que se incurre en mayores costos cuando se contrata personal por tiempo indefinido. Cuando la demanda sobrepasa la capacidad de respuesta de la empresa, se racionaliza el trabajo, el trabajador pasa a ser polifacético para realizar diferentes tareas y manipular diferentes máquinas, se le exige un mayor rendimiento en su trabajo ampliando su jornada sin ser recompensado por el aumento de su productividad. Ello representa un trabajo extenuante orientado a cumplir con los pedidos de los clientes, y a favorecer la empresa.
Debido a las características que presentan las pequeñas empresas de confección de ropa, no pueden mantener trabajadores por tiempo indefinido, ya que implica mayores costos laborales. Dentro del marco que presentan las empresas de confección de ropa, se puede caracterizar su organización por la presencia de dos tipos de situaciones.
La segunda, la flexibilidad que se presenta con la fuerza de trabajo, que impide el involucramiento de los trabajadores y abre las puertas de entrada al mercado de trabajo de mano de obra por poco tiempo, lo que origina la precariedad e inestabilidad en el empleo. Para tal fin, los países y las empresas se han esforzado en el diseño de estrategias que permitan mejorar sus capacidades competitivas. Esta estrategia empresarial busca reducir los costos laborales, expandirse en el mercado y alcanzar un alto nivel de competitividad.
Por tanto, las empresas se enrumban por un proceso de cambio, que conlleva a la transformación de sus procesos organizacionales, productivos y de comercialización.
Por otra parte, la competitividad de las empresas representa poseer un desarrollo tecnológico; en este sentido las empresas, según Mendizábal (2002:1), conforman “una sociedad del conocimiento que permita modificar la estructura de los procesos productivos, cambiando los tiempos de los procesos en breves periodos y diversificando la producción”.
Asimismo, la competitividad conduce a las empresas a modernizar los sistemas de información, con el propósito de elevar la productividad del trabajo y el rendimiento del capital. Partiendo del contexto en que las empresas se desenvuelven, y las condiciones que deben poseer para adaptarse y ser competitivas, surge el siguiente interrogante ¿las pequeñas empresas de confección de ropa ubicadas en el municipio Maracaibo, reúnen las condiciones para competir en el mercado?
Par dar respuesta a esta inquietud habría que considerar diversas opiniones que existen sobre este tema, entre ellas la que reconoce a las pequeñas y medianas empresas como parte fundamental de la economía de cualquier país.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección de ropa en Venezuela, son iniciativa de un grupo familiar o de la experiencia de un profesional que adquirió su conocimiento como trabajador en una gran empresa de confección, por tanto, tienen habilidades y destrezas para diseñar, cortar, coser una prenda de vestir, pero adolecen de conocimiento y experiencia
En Venezuela existe una política nacional relacionada con el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, en la cual se presentan aspectos relevantes tales como financiamiento, apoyo tecnológico, capacitación para los pequeños empresarios y sus trabajadores, entre otros aspectos. Dicha política no ha sido aprovechada por la mayoría de los pequeños empresarios y de las relaciones laborales a tiempo parcial
En general se asocia a las pequeñas y medianas empresas con la creación de empleo. Sin embargo, se debe aclarar que las pequeñas y medianas
empresas se presentan en el mercado como unidades productivas que se caracterizan por baja dotación de capital, producción de tipo artesanal y una combinación de mano de obra asalariada y familiar; este es el caso de las pequeñas empresas de confección de ropa. En tal sentido, la tendencia es hacia la flexibilización, con lo cual se eliminan la rigidez del mercado de trabajo y se adapta la fuerza de trabajo a la demanda de la empresa, en consecuencia, se alteran las relaciones laborales.
En el momento en que el trabajador acepta dichos contratos estimulado por la necesidad de no pasar mucho tiempo cesante o excluido del mercado de trabajo, resignándose así para evitar la pérdida de la estabilidad en el trabajo.
Teniendo en cuenta esta realidad, surge la duda en cuanto a que las pequeñas empresas sean creadoras y dinamizadoras de empleo, así como motores de articulación productiva en el mercado.
La necesaria movilización de los trabajadores descansa en la aplicación de medidas flexibilizadoras, determinadas unilateralmente y desarrolladas por el dueño de la empresa, resultante de sus precarias condiciones para insertarse en el mercado.
En la exploración de la flexibilización laboral, condiciones de trabajo, entre otros aspectos referidos al trabajador, ocurren dos escenarios diferentes. La intensidad del trabajo en las pequeñas empresas de confección de ropa, se logra por la vía del mandato, de la forma de contratación y con los mecanismos de fijación salarial. En referencia al pago por producción, se fija una tarifa por pieza elaborada que va aumentando
En este caso, la fuerza laboral se ve obligada a ampliar su tiempo de trabajo, lo que equivale a una mayor intensidad de trabajo. Cuando el trabajo no es terminado en la empresa y llevado al hogar, el dueño no reconoce el pago por el tiempo extra trabajado, lo que obliga al trabajador a cumplir en tiempo récord la meta establecida, para poder obtener el pago por meta establecido.
En ambos casos, se trata de más cantidad de trabajo incorporado en la jornada laboral y, por tanto, mayor explotación del trabajador.
Si la trabajadora queda embarazada es despedida, situación que no puede denunciar ante la Inspectoría del Trabajo por no estar amparadas por un contrato formal.
En las empresas de confección de ropa, de acuerdo con las exigencias del mercado o de los clientes, se ejerce presión para cumplir con el estándar de producción. Resulta claro que en las pequeñas empresas de confección de ropa no se han realizado cambios modernizadores en la organización del trabajo, en la tecnología, entre otros aspectos, pero sí se han realizado acciones flexibilizadoras para endosar a los trabajadores el incremento de la productividad, aunque realicen tareas parceladas, monótonas y repetitivas, colectivizándose sólo la responsabilidad de cubrir la cuota de producción exigida por la empresa.
En tales condiciones laborales, las pequeñas empresas están muy lejos de ser creadoras de empleo digno, pareciera que sólo hacen énfasis en la productividad del trabajador pero sin ofrecerle estabilidad laboral. De modo que, ni el trabajador ni la empresa pueden alcanzar un dominio sobre la producción, ni constituirse en factores de cambio para enfrentar la competitividad en el mercado.
Después de escuchar el testimonio de estos trabajadores, es evidente que la precariedad, la inestabilidad laboral, la incertidumbre e inseguridad, están dominando las relaciones laborales de los trabajadores de las pequeñas empresas de confección de ropa.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección de ropa en el Municipio Maracaibo, son iniciativa de un grupo familiar o de la experiencia de un profesional que adquirió su conocimiento como trabajador en una gran empresa de confección, por tanto, tienen las habilidades y destrezas necesarias, pero no cuentan con el conocimiento y la experiencia para gerenciar y desarrollar su negocio.
Por otra parte, mientras a nivel nacional se discute la reforma laboral, se están produciendo transformaciones a lo interno de las grandes y pequeñas empresas.
Dicha estrategia trata de ajustar el empleo y el uso de la fuerza de trabajo a las condiciones cambiantes de la producción, sin pensar en las consecuencias negativas resultantes para los trabajadores e incluso para la misma empresa.
En las pequeñas empresas de confección, producto de sus precarias organizaciones, de su poca capacidad producción y de su desvinculación del crecimiento económico, se permite que la flexibilización encuentre cabida, registrándose un trabajo precario y explotador.
En dichas organizaciones está irrumpiendo, lo discontinuo, lo informal, lo eventual, dejando atrás el empleo estable que significa para el trabajador identidad social y seguridad en el trabajo.
Además, no existe una relación socio-laboral con sus trabajadores, las relaciones laborales quedan al libre albedrío de los dueños de las empresas.
En estas empresas, la modalidad de trabajo flexible está dando paso a una masa de trabajadores flotantes, sin sentido de pertenencia ni compromiso.
Estos novedosos programas habilitan y facilitan la intervención de las pequeñas empresas para competir en sus economías. Bajo esta premisa, en los últimos años el país ha sido testigo de un crecimiento acelerado de pequeñas empresas conducidas por un nuevo tipo de empresario emergente; según FUNDES (2004), se han creado alrededor de 8.701 pequeñas empresas y 2.013 medianas.
Por otra parte se puede apreciar que la jornada de trabajo es prolongada, ya que estas empresas se encuentran sujetas a los cambios bruscos de la demanda y, fundamentalmente, por las limitaciones que presentan en su capacidad productiva.
Esto indica la poca estabilidad y precariedad que caracteriza a la fuerza de trabajo, a pesar de ser una mano de obra con cierta experiencia, pero limitada por las propias características de las pequeñas empresas.
Para tal fin, se parte de las siguientes interrogantes: ¿Cómo está conformada la organización del trabajo? ¿Son competitivas en el mercado?
¿Qué estrategias flexibilizadoras aplican a la fuerza de trabajo?
La estructura y dinámica de las pequeñas unidades productivas que son emprendidas con muy poco capital y operan al margen de la legalidad, han sido poco estudiadas en la realidad venezolana.
En Venezuela las pequeñas empresas vienen conformándose como microempresas familiares informales, las cuales funcionan en un solo local que generalmente es la casa del dueño, orientan su producción hacia pequeños mercados, no cuentan con financiamiento y los trabajadores, por lo general, son familiares. Los trabajadores en este tipo de organización van quedando progresivamente desposeídos de bienes de producción, el margen de la producción resalta que el trabajo pertenece al dueño de la producción, por tanto, desde su punto de vista el proceso laboral no es más que el consumo de la mercancía-fuerza de trabajo comprada por él.
Con base en lo antes expuesto, es indudable que el plan de trabajo y las decisiones para llevar a cabo el proceso productivo en las empresas de confección de ropa, son actividades ajenas a los trabajadores y por ende, la división técnica del trabajo es impuesta por el dueño, en virtud de la posesión de los medios de producción por muy pocos o arcaicos que estos sean, e impone el contrato de trabajo.
Es importante destacar que en la organización del trabajo de dichas empresas, se presenta claramente una separación entre el dueño de la empresa, quien organiza, planifica y controla la producción, y los trabajadores que cumplen las órdenes de cómo realizar el trabajo, a qué ritmo, y en cuánto tiempo. Es evidente que los principios del taylorismo, referidos a la división del trabajo, centralización, especialización del trabajo, autoridad de mando, control de los tiempos muertos, están presentes en las empresas de confección, a pesar que muchos estudiosos de las organizaciones.
De igual forma manifiestan que el dueño de la empresa concentra el conocimiento del proceso en su conjunto y en sus detalles, organiza el tiempo y el ritmo de trabajo, y vigila el proceso para garantizar la reducción del tiempo libre de forma autoritaria y directa. En resumidas cuentas, en las empresas de confección de ropa, el diseño del proceso, la distribución de las tareas, la determinación de los ritmos de producción, el control del tiempo de trabajo y de la producción, están concentrados en el dueño, quien implementa de forma natural y sin conocimiento de la administración científica, los principios taylorianos, con los cuales persigue controlar directamente al trabajador y aumentar la productividad.
La contratación de fuerza de trabajo, y más aún la flexibilidad laboral como interpretación más integral del taylorismo, es vista como una estrategia de desregulación de los beneficios laborales aplicada en las grandes empresas para alcanzar su modernización, insertarse y expandirse en el mercado nacional e internacional, reducir costos laborales, entre otros.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección por sus limitaciones financieras, de infraestructura, de organización, de poco desarrollo tecnológico, de producción, entre otras limitantes, se ven en la necesidad de contratar temporalmente a sus trabajadores, ya que se incurre en mayores costos cuando se contrata personal por tiempo indefinido. Cuando la demanda sobrepasa la capacidad de respuesta de la empresa, se racionaliza el trabajo, el trabajador pasa a ser polifacético para realizar diferentes tareas y manipular diferentes máquinas, se le exige un mayor rendimiento en su trabajo ampliando su jornada sin ser recompensado por el aumento de su productividad. Ello representa un trabajo extenuante orientado a cumplir con los pedidos de los clientes, y a favorecer la empresa.
Debido a las características que presentan las pequeñas empresas de confección de ropa, no pueden mantener trabajadores por tiempo indefinido, ya que implica mayores costos laborales. Dentro del marco que presentan las empresas de confección de ropa, se puede caracterizar su organización por la presencia de dos tipos de situaciones.
La segunda, la flexibilidad que se presenta con la fuerza de trabajo, que impide el involucramiento de los trabajadores y abre las puertas de entrada al mercado de trabajo de mano de obra por poco tiempo, lo que origina la precariedad e inestabilidad en el empleo. Para tal fin, los países y las empresas se han esforzado en el diseño de estrategias que permitan mejorar sus capacidades competitivas. Esta estrategia empresarial busca reducir los costos laborales, expandirse en el mercado y alcanzar un alto nivel de competitividad.
Por tanto, las empresas se enrumban por un proceso de cambio, que conlleva a la transformación de sus procesos organizacionales, productivos y de comercialización.
Por otra parte, la competitividad de las empresas representa poseer un desarrollo tecnológico; en este sentido las empresas, según Mendizábal (2002:1), conforman “una sociedad del conocimiento que permita modificar la estructura de los procesos productivos, cambiando los tiempos de los procesos en breves periodos y diversificando la producción”.
Asimismo, la competitividad conduce a las empresas a modernizar los sistemas de información, con el propósito de elevar la productividad del trabajo y el rendimiento del capital. Partiendo del contexto en que las empresas se desenvuelven, y las condiciones que deben poseer para adaptarse y ser competitivas, surge el siguiente interrogante ¿las pequeñas empresas de confección de ropa ubicadas en el municipio Maracaibo, reúnen las condiciones para competir en el mercado?
Par dar respuesta a esta inquietud habría que considerar diversas opiniones que existen sobre este tema, entre ellas la que reconoce a las pequeñas y medianas empresas como parte fundamental de la economía de cualquier país.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección de ropa en Venezuela, son iniciativa de un grupo familiar o de la experiencia de un profesional que adquirió su conocimiento como trabajador en una gran empresa de confección, por tanto, tienen habilidades y destrezas para diseñar, cortar, coser una prenda de vestir, pero adolecen de conocimiento y experiencia
En Venezuela existe una política nacional relacionada con el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, en la cual se presentan aspectos relevantes tales como financiamiento, apoyo tecnológico, capacitación para los pequeños empresarios y sus trabajadores, entre otros aspectos. Dicha política no ha sido aprovechada por la mayoría de los pequeños empresarios y de las relaciones laborales a tiempo parcial
En general se asocia a las pequeñas y medianas empresas con la creación de empleo. Sin embargo, se debe aclarar que las pequeñas y medianas
empresas se presentan en el mercado como unidades productivas que se caracterizan por baja dotación de capital, producción de tipo artesanal y una combinación de mano de obra asalariada y familiar; este es el caso de las pequeñas empresas de confección de ropa. En tal sentido, la tendencia es hacia la flexibilización, con lo cual se eliminan la rigidez del mercado de trabajo y se adapta la fuerza de trabajo a la demanda de la empresa, en consecuencia, se alteran las relaciones laborales.
En el momento en que el trabajador acepta dichos contratos estimulado por la necesidad de no pasar mucho tiempo cesante o excluido del mercado de trabajo, resignándose así para evitar la pérdida de la estabilidad en el trabajo.
Teniendo en cuenta esta realidad, surge la duda en cuanto a que las pequeñas empresas sean creadoras y dinamizadoras de empleo, así como motores de articulación productiva en el mercado.
La necesaria movilización de los trabajadores descansa en la aplicación de medidas flexibilizadoras, determinadas unilateralmente y desarrolladas por el dueño de la empresa, resultante de sus precarias condiciones para insertarse en el mercado.
En la exploración de la flexibilización laboral, condiciones de trabajo, entre otros aspectos referidos al trabajador, ocurren dos escenarios diferentes. La intensidad del trabajo en las pequeñas empresas de confección de ropa, se logra por la vía del mandato, de la forma de contratación y con los mecanismos de fijación salarial. En referencia al pago por producción, se fija una tarifa por pieza elaborada que va aumentando
En este caso, la fuerza laboral se ve obligada a ampliar su tiempo de trabajo, lo que equivale a una mayor intensidad de trabajo. Cuando el trabajo no es terminado en la empresa y llevado al hogar, el dueño no reconoce el pago por el tiempo extra trabajado, lo que obliga al trabajador a cumplir en tiempo récord la meta establecida, para poder obtener el pago por meta establecido.
En ambos casos, se trata de más cantidad de trabajo incorporado en la jornada laboral y, por tanto, mayor explotación del trabajador.
Si la trabajadora queda embarazada es despedida, situación que no puede denunciar ante la Inspectoría del Trabajo por no estar amparadas por un contrato formal.
En las empresas de confección de ropa, de acuerdo con las exigencias del mercado o de los clientes, se ejerce presión para cumplir con el estándar de producción. Resulta claro que en las pequeñas empresas de confección de ropa no se han realizado cambios modernizadores en la organización del trabajo, en la tecnología, entre otros aspectos, pero sí se han realizado acciones flexibilizadoras para endosar a los trabajadores el incremento de la productividad, aunque realicen tareas parceladas, monótonas y repetitivas, colectivizándose sólo la responsabilidad de cubrir la cuota de producción exigida por la empresa.
En tales condiciones laborales, las pequeñas empresas están muy lejos de ser creadoras de empleo digno, pareciera que sólo hacen énfasis en la productividad del trabajador pero sin ofrecerle estabilidad laboral. De modo que, ni el trabajador ni la empresa pueden alcanzar un dominio sobre la producción, ni constituirse en factores de cambio para enfrentar la competitividad en el mercado.
Después de escuchar el testimonio de estos trabajadores, es evidente que la precariedad, la inestabilidad laboral, la incertidumbre e inseguridad, están dominando las relaciones laborales de los trabajadores de las pequeñas empresas de confección de ropa.
La mayoría de las pequeñas empresas de confección de ropa en el Municipio Maracaibo, son iniciativa de un grupo familiar o de la experiencia de un profesional que adquirió su conocimiento como trabajador en una gran empresa de confección, por tanto, tienen las habilidades y destrezas necesarias, pero no cuentan con el conocimiento y la experiencia para gerenciar y desarrollar su negocio.
Por otra parte, mientras a nivel nacional se discute la reforma laboral, se están produciendo transformaciones a lo interno de las grandes y pequeñas empresas.
Dicha estrategia trata de ajustar el empleo y el uso de la fuerza de trabajo a las condiciones cambiantes de la producción, sin pensar en las consecuencias negativas resultantes para los trabajadores e incluso para la misma empresa.
En las pequeñas empresas de confección, producto de sus precarias organizaciones, de su poca capacidad producción y de su desvinculación del crecimiento económico, se permite que la flexibilización encuentre cabida, registrándose un trabajo precario y explotador.
En dichas organizaciones está irrumpiendo, lo discontinuo, lo informal, lo eventual, dejando atrás el empleo estable que significa para el trabajador identidad social y seguridad en el trabajo.
Además, no existe una relación socio-laboral con sus trabajadores, las relaciones laborales quedan al libre albedrío de los dueños de las empresas.
En estas empresas, la modalidad de trabajo flexible está dando paso a una masa de trabajadores flotantes, sin sentido de pertenencia ni compromiso.
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